que nos permite distorsionar nuestra percepción de la
realidad y emprender de ella una nueva lectura.
Aquello que debía ser recibido como una totalidad llega
a nosotros descompuesto y podemos así tomar nota de
sus elementos y establecer entre ellos un nuevo orden
de prioridades. Al beber cambiamos sencillamente de
lente y recibimos del mundo una imagen que tiene en
todo caso la ventaja de ser distinta de la natural. En este
sentido la embriaguez es un método de conocimiento.
La embriaguez moderada, es decir, aquella que nos aleja
de nosotros mismos sin abandonarnos, no la borrachera,
en la cual nuestra conciencia le dice adiós a nuestro
comportamiento.
Julio Ramón Ribeyro. Prosas apátridas.
Seix Barral, 2007.
Marc Vicens, 2014. |