Era casi verano pero estaba muy nublado
y Teófilo Garrido se sentía muy solo
y un poco deprimido.
Más solo que la una, sintió un escalofrío.
Luego tragó saliva, iba como alma en pena
por la calle vacía. ¡Qué vida solitaria! Teófilo Garrido.
Giró por una esquina y llegó hasta la placita.
No sabía porque iba, pero así toda la vida...
Esperando que ocurriera esa cosita
que jamás soñó que ocurriría.
Albert Pla i Pascal Comelade, Teófilo Garrido.
Somiatruites, (2011).