sólo podía significar una cosa. Que le contó a su hija todo
lo que sabía, y aún más de lo que sabía, y que era sólo admisible
en el terreno de las conjeturas.
Pero Dora, que estaba enterada por Paco de muchas de estas
incursiones, a las que creía inocentes, atajó a su padre, cuando
éste trató de escupir sobre ella todo el veneno que llevaba dentro.
Andrés Trapiello, Los amigos del crimen perfecto.
Editorial Destino, 2013.
Marc Vicens, 2013. |