de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias,
nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las
consecuencias inmediatas, después, las probables, más tarde
las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a
movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho
detenernos.
José Saramago, Ensayo sobre la ceguera.
Traducció, Basilio Losada.
Editorial Santillana, 2013.
Marc Vicens, 2014. |