los monstruos también son criaturas divinas, y en cierto modo pertenecen
también al orden providencial de la naturaleza.
Será misión de muchos místicos, teólogos y filósofos medievales demotrar que,
en el gran concierto sinfónico de la armonía cósmica, los propios monstruos
contribuyen, aunque sea por contraste (como hacen las sombras y los claroscuros
en un quadro), a la belleza del conjunto.
Umberto Eco, Historia de la belleza.
Traducció de Maria Pons Irazazábal.
Editorial Lumen.
Marc Vicens, 2015. |